Saturday, March 06, 2010

Ética ajena

Alguna vez me dieron esta definición de ética que me gustó mucho. Decía que algo era más o menos ético según la siguiente escala: si se lo podés contar a un amigo, si se lo podés contar a tu pareja, si se lo podés contar a tus viejos, si se lo podés contar a tus hijos. Compartiendo esta idea con algún amigo rebuscado me dio varios contraejemplos pero como a mi la idea me gusta, voy a tratar de encontrar ejemplos que sirvan para comprender esta enfoque práctico de “lo ético”.

¿Es ético no pagar impuestos? Puede que con algún amigo puedas reirte al respecto y justificarte diciendo: “acá no hay que pagar impuestos, estarías subvencionando a la clase política”. Tal vez con tu esposa puedas apelar a la economía familiar y decirle que este año vas a mentir en tu declaración jurada. Pero yo a mis padres no podría decirles tal cosa y a mis hijos menos. No voy a arruinar el trabajo de años tratando de inculcarles la idea de sociedad.

¿Es ético pagar poco a un empleado? Tal vez ni te animes a contárselo a un amigo. O tendrías que estar eligiendo al amigo. Creo que casi siempre el filtro está en tus hijos. No hay que tener hijos. ;)

Hace algún tiempo trataba de hacerle entender a un angloparlante el término vergüenza ajena. Concluimos que necesitábamos más de una palabra para explicarlo. La vergüenza ajena es un sentimiento único. Es eso que uno siente cuando ve un programa de bromas por TV y tiene que mirar a un costado o entrecerrar los ojos. Es lo que se siente cuando se ve a alguien en una situación vergonzosa y esa vergüenza la siente uno.

A veces siento alegría ajena y sencillamente siento alegría por alguien que está muy contento. A veces siento tristeza ajena. La ética ajena sería el sentimiento que me provoca cuando alguien hace algo que no considero ético.

Hoy me enteré de un amigo que tiene empleados a los que les paga muy mal. Y me dio un ataque de ética ajena. Ahora estoy frente al dilema de decirle algo o no. Normalmente no decimos nada porque vivimos en una sociedad donde alguien puede estar estacionando mal su auto, puede estar vaciando su mate en la vía pública, puede estar colándose en un cola y solo vale decir algo cuando uno se ve directamente perjudicado. En cualquier otro caso es plausible del conocido: “¿y a vos qué te importa?”. Sueño con una sociedad donde el control no provenga sólo del estado, la policía, la gendarmería o un maestro. Que cualquiera le pueda decir a cualquiera: no hagas eso. No manejes así, no te colés, pagá tus impuestos, poné en blanco a tu empleada, pagá mejores sueldos. Cuando alguien nos cuenta que en algún país de Europa algún sudaca como uno se comió un reto del tipo: “No deje el auto encendido porque contamina” abrimos los ojos como si nos estuvieran hablando sobre algún caso sobrenatural.

Tal vez no decimos algo del tipo no hagas eso porque el sentimiento primario y la frase tiene más forma de: “Te equivocaste de siglo y ves los colores raros! La exclavitud se abolió en 1853, en Argentina. Y si no se hubiera abolido, a como eran las cosas por esos años, tus empleados no son negros!”. O tal vez algo menos grave pero igualmente cínico del tipo: “¿Cuanto cobrás por tu plusvalía?”. Estoy pensando en una fórmula adecuada para decirle a mi amigo que no me parece bien lo que hace y ni se me ocurre como. Mejor sigo soñando que hay algún país donde alguien puede decirle a un amigo: “Deberías pagar sueldos más justos”.

Voy a escuchar una vez más “Así soy yo” del Cuarteto De Nos, tal vez eso me ayude a entender como no quiero ser. Y encuentre la forma de decirle algo a mi amigo.